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LA ARQUEOLOGÍA EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA (1973-1978)

Sofía Ríos

 La creación de la Universidad Nacional de Salta, tal como señala Naharro (2014), se enmarca en un proyecto nacional del dictador Juan Carlos Onganía para la regionalización de la educación superior, y por tanto, la creación de universidades nacionales en el NOA. Entre 1970 y 1972 se fundaron en Salta, Jujuy, Catamarca y Santiago del Estero. Particularmente, la carrera de Antropología se dará en estrecha vinculación a un Simposio Latinoamericano realizado en julio de 1973, con el objeto de delinear su orientación y definir su perfil curricular.

 Si bien la carrera de antropología no surgió con una única y clara orientación teórica, sino que, en un contexto de tensiones y disputas entre corrientes vinculadas a la etnología, frente a otras que se alineaban a la Antropología Social, fue esta última la que logró una relativa hegemonía en cuanto a la orientación de la carrera (Naharro, 2014). Sin embargo, esta orientación será rápidamente interrumpida y redireccionada hacia el enfoque etnológico con las intervenciones de la última dictadura militar Argentina.

“Cuando se decidió qué orientación iba a tomar la carrera en Salta se hizo un simposio latinoamericano (…) Estaba en plena discusión la arqueología, porque los arqueólogos se habían quedado en los museos de ciencias naturales a limpiar piezas pero nunca habían tratado de entender de qué se trataba la antropología entendida como un pasado y un presente, o sea sin reconocer la historia oral, o la memoria viva; esas cuestiones no se tocaban. Entonces todos los antropólogos que salían de la UBA tenían una orientación más etnográfica o más social, y los de La Plata eran todos arqueólogos.” (Alicia Dib. Entrevista realizada el FECHA)

 En cuanto al debate de la Arqueología, Dib señala que en el Simposio antes mencionado, también se discutieron asuntos respecto a su pertenencia a las ciencias sociales, o a las ciencias naturales. Esta última opción estuvo vinculada a Universidades como la Nacional de Tucumán o la Nacional de La Plata, en las cuales la disciplina arqueológica se encontraba en la Facultad de Ciencias Naturales. Como señala Naharro (2014), en los primeros años de la creación de la carrera, una alternativa a la Antropología Social y a la Etnología estuvo constituida por la Arqueología.

 De las entrevistas[1] se desprende que figuras como Osvaldo Maidana, entre otras, fueron profesores de las cátedras arqueológicas. Él mismo dictaba la cátedra de “Prehistoria y Arqueología”. Aunque su formación de grado era en Ciencias de la Educación, Catalina Buliubasich señala que se desempeñó como ayudante de campo y se formó junto a Antonio Serrano durante muchos años en relevamientos y trabajos en varios sitios arqueológicos en la provincia de Salta. Es la figura de Maidana la quel marca el vínculo entre la Arqueología en la UNSa y fuera de ella ya que, tanto él como Eduardo Ashur, dirigían el Museo de Antropología, antes llamado Museo de Arqueología y Folklore, donde se realizaban las prácticas de cátedras cuyo contenido era arqueológico.

“(…) tempranamente, el museo actúa como un foco muy importante, un atractivo muy importante para los estudiantes, incluso íbamos a hacer prácticas al museo antes de hacer las materias de arqueología. Ya con la prehistoria del viejo mundo, con fundamentos de prehistoria que daba Osvaldo ya teníamos un interés muy grande en colaborar. Y, lógicamente, como todo ese tipo de institución, no tenía un presupuesto muy holgado, por lo tanto la mano de obra estudiantil era fundamental para el armado del museo y para el armado de la colección (…)” (Catalina Buliubasich. Entrevista realizada)

“Al Prof. Maidana lo conozco cuando cursaba la carrera de Historia, la materia de Prehistoria, ya que él era el profesor, en el año 73, 74. (…)El profesor Maidana nos convoca, porque ya habíamos empezado a hacer trabajo de campo con él, y pedimos una ayudantía estudiantil. Habíamos estado en el campo y nos parecía fascinante. Aprendimos mucho, me quedó esa frase cuando recorríamos, que siempre había que mirar al suelo, y me quedó eso, aunque no hago arqueología (…)” (Mónica Gutierrez. Entrevista realizada el FECHA)

 El trabajo realizado desde el Museo, de acuerdo a lo expresado por Diego Ashur, se había iniciado antes de que la Arqueología se institucionalice en la Universidad Nacional de Salta, es decir, antes de la creación misma de la carrera.

“Mi papá trabajaba sobre todo con Serrano, con Maidana, en las Ciencias Naturales, después en la UNSa. Digamos, se iniciaba desde historia en arqueología. Se empezaban a trabajar todos estos sitios, básicamente Valle de Lerma, Osma, Loma Chata, después en Valles calchaquíes, la zona de San Carlos, El Barrial, Peñas Blancas, por esa zona.” (Diego Ashur. Entrevista realizada el FECHA)

 Otros sitios mencionados por los/las entrevistados/as, quienes durante este período realizaban sus estudios de grado son, por ejemplo, aleros donde se encontraban pinturas rupestres en Guachipas y Alemanía (Naharro, 2014); diversos sitios en la Puna salto-jujeña y en el Valle de Lerma, de acuerdo a lo manifestado por Catalina Buliubasich, sitios en la Quebrada del Toro, entre otros.

 Un aspecto que se destaca en las entrevistas al respecto a los trabajos de campo llevados a cabo en estos sitios, es la metodología empleada. De acuerdo a Buliubasich, el objeto de los mismos era el análisis específico de algún sitio del cual ya exista algún tipo de información. Es decir que existía cierta planificación y evaluación de los sitios que serían excavados o prospectados. Ambas técnicas eran empleadas de acuerdo a la los relatos de los/las entrevistados/as.

“(…) las grandes campañas arqueológicas [del Museo de La Plata y de la UBA], que eran bastantes refractarias a los locales. Un poco la pelea de la gente como Maidana, o como podía haber sido mi papá y tantos otros, era que no tenían los recursos locales  para esas campañas, era poder participar en esas campañas para tener entrenamiento, ver las herramientas que utilizaban, la metodología del trabajo de campo, la bibliografía a la que accedían (…) Lo que hacia mi viejo, era una forma muy amateur de trabajar en el campo, una metodología muy básica, casi sin ningún tipo de herramientas, palas, baldes,  cucharas y pinceles básicamente.” (Diego Ashur. Entrevista realizada el FECHA)

 En la entrevista a Mónica Gutierrez, la misma señala que en ciertos trabajos de campo se trabajaba en conjunto con artistas, graduados en Letras y geólogos como Teodoro Chafatinos o Adelqui Ocaranza, quienes aportaban los estudios de suelo. Chafatinos en una entrevista agrega:

“Lo que yo me acuerdo es que Osvaldo levantaba en cuadriculas y zarandeaba, en algunos viajes que lo acompañé, llegamos a un sitio que había sido saqueado se puso muy mal estaba decepcionado por la falta de respeto de la gente. Pero esa vez cargó cuatro mulas con lo que había encontrado con cerámica grabadas y pucos.”

 Si bien se puede inferir que los métodos arqueológicos empleados durante este período no se encontraban del todo consolidados, con el desarrollo de la disciplina fueron refinándose y cambiando de acuerdo a los paradigmas teóricos que tuvieron eco en la práctica arqueológica argentina. De igual manera, es necesario mencionar que las incursiones en el trabajo de campo por parte del equipo dirigido por Osvaldo Maidana estuvieron orientadas a la sistematicidad y al registro. Es posible hacer este tipo de observaciones, no sólo de acuerdo a los testimonios de los y las entrevistados/as, sino también en base a los documentos de la Universidad Nacional de Salta, en particular resoluciones e informes de los Proyectos de Investigación. Ya desde 1975 en el “Informe final correspondiente a las actividades arqueológicas en el Valle de Lerma – Programa 053-J-12”, bajo la dirección de Fanny Osán de Pérez Saez, Maidana detallaba la revisión y actualización de material documental y bibliográfico; la prospección de sitios como Humaitá, Las Tienditas, Tilián, La Caldera, San Manuel, San Nicolás, Viñaco y Osma; excavaciones sistemáticas en Humaitá, Viñaco y Corralito; cartografía, planimetría y fotointerpretación de los yacimientos del Valle, así como el procesamiento de los materiales arqueológicos exhumados. Incluso en el Programa de 1976, en específico en los gastos presupuestados, se consigna la planificación de un “Fechado radiocarbónico (C. 14)”.

 Un rasgo particular de la orientación de la investigación arqueológica de Maidana es su singular perspectiva social. Los y las entrevistados/as recuerdan el trabajo con las comunidades y grupos humanos que residían en zonas cercanas a los sitios, con una marcada responsabilidad al abordar el trabajo en yacimientos y, fundamentalmente, con una preocupación en torno a la relación presente-pasado (Naharro, 2014).

“Osvaldo tenía una política muy definida de conversar con la gente del lugar, con cualquier persona, no solo con una autoridad (…) Y una paciencia muy grande para explicar qué íbamos a hacer, qué es lo que eso significaba en cuanto a la memoria. Creo que estaba mucho menos instalado en la gente la idea de que ese corte que había significado la conquista y esos procesos posteriores, había como una ruptura con respecto al pasado que el trabajo en la arqueología y particularmente creo que la arqueología contribuyó a pensar que hay una continuidad histórica entre esos restos materiales y la propia vida de la gente (…) porque ellos tenían toda una idea de qué significaban los yacimientos arqueológicos, cómo los reelaboraran en su vida cotidiana, pero si era una constante trabajar con la gente. (…)El criterio del profesor Maidana era trabajar con las escuelas. Las escuelas que estén más cerca, se iba y se hablaba con los maestros y profesores (…)” (Catalina Buliubasich. Entrevista realizada el FECHA)

 En el Programa de Investigaciones Arqueológicas del CIUNSa, “Origen, desarrollo y difusión de las culturas precolombinas del valle de Lerma (Pcia. de Salta)”, dirigido por Osvaldo Maidana cuya duración abarcó 1976, 1977 y 1978, uno de los objetivos del mismo señala:

“5. Transferencia: exposición museológica de la documentación ergológica e incidencia en la programática de las educación en sus distintos niveles.”

 Los archivos posteriores, cronológicamente al antes citado, constituyen ejemplos de este último objetivo, ya que se tratan de materiales remitidos a docentes de la educación primaria, desde el entonces llamado Museo de Arqueología y Folklore y la UNSa, con los siguientes cometidos:

 Por otra parte, además de un trabajo de campo sistematizado del cual se han perdido muchos registros, según Buliubasich, Maidana y Ashur enseñaban a los estudiantes de Historia y Antropología (los cuales figuran en los documentos de los Proyectos en calidad de “Colaboradores”) a organizar el archivo cerámico, lavando, cifrando y clasificando piezas.

 Junto con la irrupción violenta de la dictadura militar en el año 1976, no sólo se cerró el Museo de Arqueología, sino que se desmanteló su laboratorio, su sala de restauración, se disolvieron los grupos de trabajo que allí investigaban, y se produjo el traspaso a la custodia de la provincia de los archivos y colecciones del mismo. A su vez, la carrera de Antropología fue cerrada paulatinamente.

Si me acuerdo cuando los echaron a nuestros profesores, todos venían de otras universidades porque acá no habían. A nuestros profesores los echaron, la intervención del 75, (…) decían que los docentes de antropología psicología, sociología eran marxistas subversivos (…)” (Alicia Dib. Entrevista realizada el FECHA)

 Una vez que Osvaldo Maidana es designado director del Programa 053-J-12 (15/76), antes a cargo de Fanny Osán de Pérez Saez en 1977, él mismo remite al Consejo un informe sobre la situación de dicho Programa, en el cual destaca que si bien el mismo se desenvolvió constantemente desde 1976:

“Por razones de público conocimiento, durante 1976, disminuyeron nuestros trabajos de campo, incrementándose, en consecuencia, los de laboratorio.”

 En 1977 Maidana continuaba a cargo del Proyecto[2] iniciado en 1976 junto a Ocaranza, Julia Zigarán (Letras), Carlos Vicentini (Historia), Armando Nadir, Teodoro Chafatinos, Gerardo Márquez (Geología),  Carlos Román (pintura y escultura) y alumnos/as de Historia y Antropología de la UNSa, como Isidora Tapia, Teresa Sulca, José Miguel Naharro, Catalina Bouliubasich y Orlando Vargas; conformando un equipo interdisciplinario abocado al estudio arqueológico del Valle de Lerma, a fin de conocer los acontecimientos diacrónicos y a la difusión cultural de cada uno de sus sectores, para así contribuir al esclarecimiento del pasado regional y su inserción continental y universal; y revalorizar la imagen del hombre autóctono. Los antecedentes de esta gran investigación emprendida por el equipo, se remontan institucionalmente a 1975 (en relación a la Universidad Nacional de Salta) aunque las tareas de campo fueron iniciadas por Maidana (junto a figuras como Antonio Serrano) en 1968. Durante estos años, los informes realizados señalan los avances, aunque también las dificultades presentadas debido al escaso financiamiento recibido por los mismos:

“Durante el presente año [1977] el proyecto no recibió partidas destinadas a trabajos específicos: campo, gabinete, etc. A pesar de ello y contando con el apoyo de Bienestar Universitario, se llevaron a cabo las siguientes actividades (…)”[3]

 El informe final del Proyecto de 1978 destaca la continuidad del análisis del material de sitios como Viñaco, Humaitá y Santa Ana (tipologías y ordenamiento estratigráfico), así como la revisión de documentación etnohistórica teniendo en cuenta periodos prehispánicos tardíos e hispano indígenas, y el estudio de aspectos paleolinguisticos. Además, señala el desarrollo de trabajos de campo prospectivos en sitios del sector norte como Gexemaní y Chalchaní y de excavación en Lumbreras y San Vicente. En el informe, se encuentra también una referencia a la orientación principal del equipo: las “Vinculaciones al medio”, con exposiciones itinerantes complementadas con explicaciones, audiovisuales y muestras representativas de las culturas precolombinas del NOA, en barrios del Sur de la cuidad de Salta y en el área de frontera en Salvador Mazza-Pocitos Argentino-Boliviano- Yacuiba.

 A fines de 1978, cuando desde Asesoría Jurídica de la Universidad Nacional de Salta se suspende la realización del Proyecto “Origen, desarrollo y difusión de las culturas del Valle de Lerma” debido al supuesto incumplimiento de los recaudos del articulo N° 2 de la Ley Provincial 5132/77, el cual exige la autorización de la Secretaria de estado, educación y cultura (y otras instituciones públicas provinciales y locales) para utilización o explotación de yacimientos dentro del territorio de la Provincia.

El contexto político fue determinante en el curso de las investigaciones arqueológicas, tanto en la UNSa como en el Museo. Tal como señala Buliubasich, pensar en el desarrollo de la Arqueología en la Universidad, y también fuera de ella, implica dimensionar las relaciones entre el campo académico y la sociedad en su totalidad.

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Ilustración 31 Ilustración de la tapa de la publicación “Osvaldo Maidana Post Mortem. Entrevistas y otros textos”Flores del Kaos Ediciones.

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Ilustración 32   Imagen del Prof. Osvaldo Maidana en “Editorial” (2015) Revista del Cisen Tramas Maepova Vol. 3 Nº2.

[1] Tanto Catalina Buliubasich, Alicia Dib, José Miguel Naharro y Mónica Gutiérrez, esta última, de la carrera de Historia, tienen en sus memorias presente  a la figura de Osvaldo Maidana.

[2] Aunque desprendido del Programa 053-J-12, e inscripto como Proyecto Independiente en la SECYT.

[3] Informe de Adelqui Ocaranza al director de CIUNSa, Dr. Oscar Oñativia. Diciembre de 1977. Adelqui Ocaranza fue suplantado por Gladys Plaza (Letras) luego de su renuncia.