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  1. SABERES Y ARTESANÍAS DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS: EL ARTE RUPESTRE

Micaela Constanza Carabajal

El arte en arqueología se define como una serie de signos que poseen la capacidad de transmitir mensajes reconocibles para los grupos humanos que los han practicado. Por ello se lo analiza como una forma de comunicación humana, independientemente del soporte, ya sea cerámica o roca de pared.

El arte rupestre es un legado de los pueblos originarios que muestra una de las formas más antiguas de la representación visual y su manifestación gráfica, elaborada sobre soportes rocosos de diferente tipo, ha sido plasmado en cuevas, aleros, paredones o rocas sueltas.

En la actualidad encontramos una forma de “continuidad” del arte rupestre como por ejemplo, el movimiento artístico conocido como muralismo de carácter indigenista cuyo fin es que el arte sea socializado. En nuestra provincia encontramos a representantes de este movimiento, como lo es el artista Jesús Flores, o bien Walpaq, que es el seudónimo con el que firma sus obras. Su actividad artística se encuentra en relación con un objetivo social y político, que consiste en reivindicar y reconocer el lugar de la identidad de los pueblos originarios a través de los murales que realiza.

Retomando el tema del arte rupestre, podemos mencionar una de sus características destacables que es la que manifiesta su ubicación en el territorio, que puede ser en lugares considerados de alta o baja visibilidad. Los de “alta visibilidad” se relacionan con la intención de que sean visibles para personas que circulan por la zona, ya sea por caminos o por sectores del paisaje que tienen recursos de gran propiedad. Los de “baja visibilidad” están restringidos sólo para aquellas personas que están vinculadas a actividades que se realizan en la zona como ritos de pasaje, iniciación, o prácticas curativas.

En este sentido se puede ver al arte rupestre como una tecnología de la comunicación, ya que servía para marcar o señalar ciertos lugares donde los recursos de subsistencia eran muy importantes por la abundancia de la caza, por ser efectivos lugares de pastoreo, o buenos lugares de cultivos. También podemos mencionar otros sitios como los sitios de actividades rituales, o de uso funerario, o bien para marcar lugares del paisaje donde se daba el quiebre de un paisaje a otro.

Existen tres técnicas de arte rupestre:

Este tipo de arte, se mantuvo constante a lo largo del tiempo, no hubo en él grandes cambios. Lo que varío fueron los tipos de imágenes que se seleccionaban, y en las formas en que se representaban. Cada época puede distinguirse a través de la frecuente aplicación de ciertos cánones o patrones de la figura humana o animal, en la elección de las técnicas, la elección de los colores, la selección de lo que es representado. Todo esto refiere a un lenguaje visual que responde a las características de un determinado grupo social y de su época:

Como consecuencia de este pasaje de economías extractivas (la de los cazadores recolectores) a economías productivas (la de los pastores y cultivadores) se generan cambios socioeconómicos repentinos como así también un vínculo y relación diferente entre las personas, ese medio y esos otros seres que conviven en el medio. En términos de representaciones rupestres los camélidos, que en un primer momento tenían determinados atributos que remiten a los camélidos salvajes, pasan a mostrar otros atributos que dan cuenta de camélidos domesticados por ejemplo, la llama y la alpaca. Entonces, en el arte rupestre, se va a manifestar ese nuevo vínculo que tiene el pastor, antes cazador, con el animal que cuida.

El arte parietal se encuentra también vinculado con la esfera de creencias en diferentes aspectos. En la tradición andina se pensaba que todo lo que fuera roca, de alguna manera, era una especie de materia prima para comunicarse con las deidades. Además, se creía que el hecho de pintar, grabar o modelar, otorgaba vida a algo inerte. Podemos observar que el arte rupestre conjuga estas dos cuestiones, por un lado el hecho de pintar o grabar otorgaban vida a las rocas y, por otro lado, las personas podían entablar un dialogo con las entidades, ya sea haciendo pedidos, o agradecimientos.

Un mismo lugar donde hay un conjunto único de arte rupestre puede haber sido ocupado distintas veces por distintas poblaciones. Esta reutilización de espacios se da en los soportes con arte rupestre mediante la superposición de motivos de distintas épocas, pero también su mantenimiento o su replicado.

En 1968, el investigador Osvaldo Maidana, profesor de la Universidad Nacional de Salta, publicó “Nacimientos y Alemania. Dos litogramas en la Quebrada de las Conchas Provincia de Salta”, en donde hace una descripción del arte rupestre de los lugares mencionados. Sobre la forma de interpretar las pinturas rupestres propuso que debe ser un proceso cuidadoso para poder realizar una adecuada interpretación de la obra.

Sobre las figuras humanas del sitio Alemanía destaca las siguientes: Un personaje con una vincha de plumas, una figura con 7 flechas o rayos, otra de un cazador con cabeza de perro, un personaje danzante. Y en referencia a las figuras animales, registró Camélidos esquemáticos, bidimensionales y en escenas de amamantamiento y enfrentamiento. A este grupo suma suris, ciervos, serpientes y felinos.

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Ilustración 14 Tapa del libro de Osvaldo Maidana del año 1968. Nacimientos y Alemanía

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Ilustración 15 Una de las páginas del interior del libro Nacimientos y Alemanía de Osvaldo Maidana

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Ilustración 16  Nacimientos. Detalle de uno de los paneles con pinturas rupestres. Año 2006

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Ilustración 17 Alemanía. Detalle de uno de los paneles. Año 2013.